El Pequeño Nicolás y cómo motivar a un equipo de trabajo

El Pequeño Nicolás y cómo motivar a un equipo de trabajo

 

Lecciones para motivar a un equipo de trabajo extraídas del Pequeño Nicolás.

Pequeño Nicolás, farsante o auténtico niño prodigio. Podría haber llamado a este post «El Pequeño Nicolás y cómo nos engancha con su speech de ventas» (mmmhhh…. idea para el próximo post). Pero hoy hablemos de cómo él se automotiva. Así que vamos con las lecciones para motivar a un equipo de trabajo.

La cuestión es que el Pequeño Nicolás es un fiera. No lo pongo en duda. No me imagino a mi con 21 años lidiando y toreando en diferentes ruedos de televisión. Y la verdad, es que si ha llegado donde ha llegado ha sido, primero, porque tenía una visión y segundo porque no ha dejado de trabajar día a día para llegar donde quería llegar. En su camino, seguro que ha tenido días en los que le ponían un coche blindado con chofer y escolta, y era entonces cuando tenía momentos de subidón subidón,  y otros… en los que sus compañeros negaban incluso conocerle… (recordemos que él dice que asesoró a Ana Botella y ésta, dijo… «¿Quién es ese? Ese niño sólo es un confabulador»).

Todos tenemos momentos de esos. Bueno… salvando las distancias. Pero sí tenemos momentos en los que vendemos mucho y el jefe nos cuelga una medalla y momentos en los que «el de arriba» nos llama a su despacho para darnos dos collejas.

El Pequeño Nicolás, no es un semidiós ni nada por el estilo. Es una persona, lógico, y como persona hay cosas que le motivan y le empujan y otras, que le hunden en la miseria.

Antes de nada, hablemos de los dos tipos de  motivación que tenemos las personas.

Imagínate que un vendedor, comercial, tú, yo… decimos «Tengo que salir a vender». ¿Qué me empuja a salir a vender? Pues el jefe, mi marido, mi señora esposa, ¡o un bonus salarial a final de mes!… Sin embargo, si yo dijera «Quiero salir a vender» ¿Qué me empuja? Yo mismo. Quizás porque sé que en verano tengo unas merecidas vacaciones, quizás porque me voy a demostrar a mi mismo mi valía, quizás porque voy a aprender cosas que antes no sabía, quizás porque tengo el placer de servir a otros… ¿Ves? No tiene nada que ver con la obligación, ni con el dinero que me dan. Tiene que ver con la satisfacción personal. La diferencia entre una y otra se le suele denominar motivación extrínseca (la motivación viene de fuera, del jefe, que si no vendo me tira a la calle, el dinero que consigo extra…) o intrínseca (la motivación nace de mi, porque sí).

Una manera de influir en la motivación de tu equipo es a través de recompensas: un aumento salarial, un viaje pagado por la empresa… o un despido. Interesante aunque peligroso. Me explico. En el momento que una persona se acostumbra a un bono salarial, a más dinero, al viaje… luego, si se lo quitas… ¿qué sucede con su motivación? Baja a niveles bajo tierra.

Ahora bien ¿cómo automotivarse? ¿cómo motivar a un equipo de trabajo? ¿Dónde encontrar la anhelada motivación?. Existe una teoría que es la teoría de la autodeterminación. Y esta dice que las personas buscamos siempre 3 cosas que son:

  1. Autonomía: las personas necesitamos sentir que lideramos nuestra vida
  2. Competencia (o maestría): se refiere a que las personas buscamos tener herramientas propias que nos permitan lidiar con el entorno en el que vivimos.
  3. Relación: las personas buscamos comunicarnos, relacionarnos con amigos, conocidos, novios, novias… y por supuesto, compañeras/os de trabajo.

[bctt tweet=»Las personas necesitamos sentir que lideramos nuestra vida»]

Y ahora… ¿Qué empujaba al Pequeño Nicolás hacia delante para llegar donde ha llegado? Esto mismo. Autonomía: él sentía que lideraba su vida, él decidía con quién hablaba, dónde iba, dónde se formaba… Competencia: cada día, el Pequeño Nicolás aprendía algo nuevo y por supuesto Relación: cada día entraba en contacto con nuevas personas, y el hecho además de poder decirle a sus amigos…»mira, el Rey me ha mensajeado» era un plus que le servía para seguir relacionándose.

¿y nosotros en nuestra empresa? ¿Qué podemos hacer para automotivarnos o motivar a nuestro equipo de trabajo?

  1. Necesitamos autonomía. Deja que tu equipo participe. Que hablen con clientes, dales canales de comunicación para trasmitir esas mejoras que los clientes comentan. Permíteles que se organicen a su manera, que prueben cosas, en definitiva, que avancen.
  2. Necesitan aprender. Aprende cada día algo nuevo que te ayude a ser mejor profesional, mejor persona, mejor padre/madre… no permitas que ningún componente de tu equipo tenga un año de experiencia repetido diez veces. Haz que cada año sea como su primer año. El año en que lo aprendió todo. Fórmales.
  3. Relación. Llévatelos al campo. Haced una jornada outdoor. Deja que el equipo de Madrid se relacione con el de Barcelona.

¿El sueldo? Sí. Es importante, pero teniendo en cuenta estas cosas no es lo más importante. De hecho yo mismo trabajé en empresas donde me pagaban muy bien y el ambiente de trabajo era malo (fallaba lo que hemos llamado «relación») y duré no más de un año y sin embargo, iba contento y feliz a trabajar a cuando el sueldo no era muy alto pero la empresa me formaba, me dejaba espacio y había una buena relación.

Así que en tu mano está. Si quieres conseguir tus objetivos y llegar tú  o tu equipo tan alto como el Pequeño Nicolás ha llegado… no descuides estos 3 aspectos «mágicos» que nos empujan sin darnos cuenta a conseguir la motivación y en consecuencia, éxito.

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